La personalidad es el patrón típico de pensar, sentir, y comportamientos que te hacen una persona única.
Cuando decimos que alguien tiene una “buena personalidad” queremos decir que es agradable, interesante, y cómodo estar con esa persona.
Todo el mundo quiere ser atractivo para los demás. Para tal fin, tener una buena personalidad es vital – probablemente incluso más importante que verse bien. De hecho, aproximadamente el 85 por ciento de tu éxito y felicidad será el resultado de lo bien que interactúas con los demás. En última instancia, es tu personalidad, que determina si las personas se sienten atraídas por ti, o quieren alejarse.
A pesar de que sólo podemos mejorar nuestra apariencia hasta cierto punto, tenemos la capacidad de mejorar la personalidad tanto como queramos. Podemos desarrollar o integrar cualquier rasgo que consideremos oportuno y agradable.
Ser un mejor oyente
Jacqueline Kennedy Onassis fue considerada como una de las mujeres más encantadoras del mundo, porque cultivaba la habilidad de ser una oyente excepcional. Ella era conocida por la forma en que se miraba a una persona a los ojos, esperando cada palabra, y haciendo que el orador se sienta importante. No hay nada más atractivo que tener a alguien que te escuche con atención, y te hace sentir como si fueras la única persona en el mundo.
Leer más y ampliar tus intereses
Cuanto más leas y cultives nuevos intereses, serás más interesante para los demás. Cuando te encuentras con gente nueva te da la oportunidad de compartir lo que sabes, e intercambiar tus puntos de vista con ellos.
Ser un buen conversador
Esto se relaciona con lo mucho que lees y conoces. Una vez que tienes mucho que aportar, aprende a hablar de ello con otras personas. Nadie puede saberlo todo, así que es refrescante aprender de los demás las cosas que no puedes por ti solo. Si te sucede que eres tímido, lee nuestro artículo para perder la timidez.
¿Tienes una opinión?
No hay nada más molesto que tratar de hablar con alguien que no tiene opinión sobre nada. Una conversación no tiene a dónde ir si no tienes nada que exponer. Sin embargo, si tienes un punto de vista poco común o una opinión diferente, es más interesante y estimulante.
Conocer gente nueva
Haz el esfuerzo de conocer a nuevas personas, especialmente aquellas diferentes. No sólo te expones a diferentes culturas y formas alternativas de hacer las cosas, amplías tus horizontes.
Se tu mismo
Si hay algo que cansa e irrita es una persona que trata de ser algo que no es. Moldearse a si mismo con el fin de encajar, o ser aceptado, por lo general resulta contraproducente. Dado que cada uno de nosotros es único, expresar esa singularidad es lo que nos hace interesantes. Tratar de ser una copia exacta de otra persona, no sólo te desinfla, revela una falta de autenticidad.
Tener una actitud positiva
¿Quién quiere estar cerca de gente que es negativa, que se queja mucho, o no tiene nada bueno que decir?. De hecho, la mayoría de nosotros los evitamos cuando los vemos venir. En cambio, buscamos el tipo de persona optimista, que ilumina una habitación con su energía al entrar en ella. Una sonrisa cálida, el entusiasmo de las buenas vibras, y dar vida con la presencia.
Ser divertido y ver el lado humorístico de la vida
Todo el mundo disfruta de la compañía de alguien que hace reír. Cuando puedes agregar diversión y desenfado a un entorno triste, otros, naturalmente, se sienten atraídos por ti, por no hablar de gratitud.
Ser de apoyo a los demás
El apoyo, es probablemente la cualidad más entrañable que se puede integrar en tu personalidad. Así como das la bienvenida, apoya a los demás cuando lo necesitan. A todos nos gusta un animador en nuestra esquina, alguien que es alentador, cree en nosotros y ayuda a levantarnos cuando estamos abajo.
Los seres humanos tenemos el poder y la habilidad de dar forma a nuestra personalidad, pero debemos desearlo.