Actualmente con 19 años, los últimos cuatro años de su vida los pasó en su propio infierno particular: un dolor insoportable en la pierna derecha, resultado de algo conocido como síndrome de dolor regional complejo. Aunque no hubo ninguna señal de infección tras la cirugía, cualquier tipo de contacto con su pie terminaba provocándole dolores horribles. Con su pie izquierdo, la recuperación fue completa después de haber tenido la uña encarnada.
La enfermedad terminó evolucionando y el pie derecho de Hannah empezó a ponerse negro y a cubrirse de extrañas escamas. Poco a poco, una bacteria empezó a comer la carne del miembro y los médicos no tenían una solución disponible, por lo que Hannah decidió amputarse la pierna y terminar con el sufrimiento. La joven gastó 5 mil libras en la cirugía, pese al riesgo de que el dolor continuara en la parte sana de la pierna.
La amputación podría no haber solucionado el problema.
“Los últimos tres años han sido una absoluta pesadilla. Resulta increíble lo mucho que mi vida cambió a causa de una uña encarnada. No podría estar más feliz de que me hayan amputado la pierna. Y no tenía miedo, sino mucho ánimo”, explicó la adolescente. “Incluso un cobertor sobre mi pierna podía hacerme llorar de dolor”, recuerda.
La cirugía tuvo lugar el pasado mes de julio y ahora Hannah empieza a hacer planes para su futuro. Previo a la amputación, era una amante de los deportes. Ahora debe adaptarse a su nueva condición para volver a practicar alguna disciplina. Y dice que eso no la desanima. Actualmente ya no padece dolor y se recupera de la amputación. El mayor riesgo era que el dolor continuara, por tratarse de un síndrome que puede generarse incluso en cirugías pequeñas. A pesar de los riesgos, Hannah estaba dispuesta a intentarlo. “Finalmente estoy recuperando el tiempo perdido logrando colocar mi vida de nuevo en el camino”.
Una atleta paralítica.
Antes de la cirugía, Hannah Moore solía practicar karate. Ahora se adapta según sus posibilidades. Durante meses usó una silla de ruedas y ha probado diversas prótesis. Por ahora, se enfoca en sus entrenamientos de carreras con sillas de rueda y ciclismo de mano.
“Espero poder representar a Gran Bretaña en los Juegos Paralímpicos de 2020”, dice. “Ahora el cielo es el límite y apenas puedo esperar para hacer que mis sueños se hagan realidad”, complementa. Según los médicos que la tratan, el panorama es muy prometedor.
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