Razones de peso, en apariencia, como mantener la relación por los hijos, la dependencia emocional o el miedo a la soledad no deberían ser suficientes para mantener una relación de pareja.
La mayoría de las parejas atraviesan varias crisis a lo largo de la relación. Las personas cambian con el tiempo, así como sus necesidades, sus deseos y sus sentimientos. Cuando se está en crisis, la angustia, la confusión y los afectos contradictorios pueden ser muy intensos. Y no es sencillo decidir si hay que poner punto y final a la relación. Ante este dilema, un terapeuta puede ayudar a superar una crisis.
En el año 2010 se registró en España una ruptura matrimonial cada cuatro minutos. Y, según datos del Instituto de Política Familiar, el 40% de las rupturas fueron conflictivas. No obstante, es normal que las parejas que llevan bastantes años juntas pasen por crisis, explica Helena Trujillo, psicoanalista de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero. El problema está en que muchas no saben decidir si vale la pena luchar por superar el trance o es mejor finalizar la relación.
Los motivos más habituales de las crisis son, según Arantxa Coca, terapeuta de pareja, "la incompatibilidad de caracteres y los problemas sexuales". Cuando los miembros de la pareja no se entienden, cuando no consiguen crear en su relación un espacio común satisfactorio, son normales las fricciones. En cuanto a los problemas sexuales, "la crisis no viene tanto por la falta de sexo, sino por las consecuencias de la falta de sexo".
Cuando uno de los componentes de la pareja siente un deseo que no es correspondido, puede desarrollarse en él cierto resentimiento o rabia. Y estos pueden contaminar la relación hasta un punto sin retorno. Como señala Trujillo, en ocasiones, ocurre que cuando una mujer acaba de ser madre pone casi todo su cariño y atención en el hijo. "Si además las relaciones sexuales disminuyen, muchas veces el hombre busca fuera de la relación lo que no encuentra en ella".
Otra de las causas más frecuentes de una crisis es la infidelidad. Por eso, "la fidelidad no debe ser algo que uno se impone. Debe ser un deseo", considera la psicoanalista, para quien "es normal que, a lo largo de los años, se sientan deseos hacia otras personas". Por último, un motivo más de crisis son los problemas de comunicación. Muchas personas no saben comunicarse ni con su compañero, ni con sus hijos, ni con sus amigos. Y una pareja es una relación muy estrecha e íntima. "Si no se guardan las formas, si no se tiene en cuenta al otro al comunicarse, es lógico que surja la crispación", explica Trujillo.
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