La discalculia es el equivalente matemático de la dislexia: un trastorno que dificulta la comprensión y la realización de cálculos aritméticos y matemáticos por parte de las personas que la padecen. Afecta en torno al 6% de la población mundial, y es producida por anormalidades en las conexiones cerebrales que se encargan de este tipo de aprendizaje. Los neurocientíficos creen que la región del cerebro encargada de esta capacidad es el lóbulo parietal, y que varios factores genéticos y de desarrollo que podrían contribuir a su aparición.
Científicos del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Londres (Reino Unido) publican en Science un estudio que propone un programa para mejorar la educación de los estudiantes que sufren este trastorno. Los investigadores señalan que la discalculia es el "primo pobre" de la dislexia. Afecta a individuos con una inteligencia y memoria normales. Los estudios neurocientíficos recientes demuestran que la gente con discalculia tiene dificultades para comprender el valor de los números, o cómo manipularlos para llevar a cabo operaciones y cálculos. Tampoco pueden comprender conceptos abstractos como tiempo y dirección o los conceptos de distancia, tamaño, fórmulas y secuencias. Esto provoca severos problemas para llevar a cabo actividades diarias que involucran el manejo de tiempo o de dinero.
Según Diana Laurillard, coautora del estudio, usar programas similares a juegos centrados en hacer los números comprensibles pueden ayudar a los estudiantes con discalculia "a practicar más allá del aula y a desarrollar las bases para manejar la aritmética". Por ejemplo, el programa desarrollado por Laurillard y su equipo ayuda a dominar primero los conceptos básicos de los números antes de pasar a los símbolos.
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