La Dra. Margaret Chan, Directora General de la OMS, señala: «En su perjuicio, el mundo ha hecho caso omiso de las hepatitis. Es hora de activar una respuesta mundial contra estas enfermedades de una envergadura similar a la impulsada para combatir otras enfermedades transmisibles como la infección por el VIH/sida y la tuberculosis».
En el mundo hay 400 millones de personas infectadas por virus de la hepatitis B o de la hepatitis C, una cifra más de 10 veces superior a los infectados por el VIH. Se calcula que en 2013 fallecieron 1,45 millones de personas a causa de estas infecciones, frente a menos de un millón en 1990.
En la Asamblea Mundial de la Salud celebrada en mayo de 2016, 194 gobiernos aprobaron la primera Estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas y acordaron las primeras metas mundiales a este respecto. Una de estas metas es tratar a 8 millones de personas que sufren hepatitis B o C de aquí a 2020. El objetivo a largo plazo, partiendo de las cifras de 2016, es reducir en un 90% la incidencia de las hepatitis víricas y en un 65% la mortalidad por estas enfermedades de aquí a 2030.
La estrategia es ambiciosa, pero ya disponemos de herramientas para lograr esas metas: tenemos una vacuna y tratamientos eficaces contra la hepatitis B y, aunque todavía no se ha desarrollado una vacuna para la hepatitis C, en los últimos años se ha progresado enormemente en el tratamiento de esta infección. Gracias a la introducción del tratamiento oral con antivíricos de acción directa se podría curar a más de 90% de los pacientes en 2 o 3 meses. Sin embargo las políticas, los reglamentos y los precios de los medicamentos hacen que estos estén en muchos países fuera del alcance de la mayoría de los afectados.
En opinión del Dr. Gottfried Hirnschall, Director en la OMS del Departamento de VIH/SIDA y del Programa Mundial contra la Hepatitis, debemos actuar ahora para evitar que las hepatitis se sigan cobrando vidas innecesariamente. Para ello, es preciso dar acceso rápidamente a esos servicios y medicamentos a todas las personas que los necesiten.
Fuente: http://www.who.int/