el punto ciego del ojo




La capa más interna del órgano visual humano, la retina, contiene dos tipos de células fotorreceptoras: los bastones y los conos. Mientras que los primeros se ocupan de la visión en blanco y negro, la percepción en color es responsabilidad de los conos. Toda la retina está plagada de estos sensores biológicos con excepción de una pequeña región: la zona de entrada del nervio óptico. Cuando la imagen se proyecta justo en dicho hueco, sencillamente no la vemos. Por norma general, no nos damos cuenta porque solemos utilizar ambos ojos y la información lumínica que no capta uno la suple el otro. De hecho, la prueba para detectar el fallo exige tapar un ojo y dejar otro al descubierto.


Lo interesante es que, hace poco, científicos de la Universidad de Queensland, en Australia, demostraron que el tamaño de esa zona se puede reducir con simple entrenamiento. Tras adiestrar a diez personas durante veinte sesiones para que intentaran detectar el movimiento de líneas onduladas de colores alrededor de un anillo centrado sobre el punto ciego de uno de sus ojos, la incapacidad visual se redujo hasta en un 10 %. ¿Cómo? Según los investigadores, el ejercicio aumentó la sensibilidad de los receptores que rodean el agujero. Usar el mismo tipo de instrucción en casos de ceguera patológica podría ser de ayuda para los invidentes afectados.

fuente: http://www.muyinteresante.es/

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