Los ojos rojos
Los ojos son probablemente el órgano que más se resiente a causa del uso continuado de pantallas. Porque ya no es sólo cuestión de que trabajes ocho horas al día con el PC, sino que cuando sales del trabajo sigues con el móvil, y luego en casa con la tablet o el portátil, y por la noche con la tele... demasiadas pantallas al cabo del día.
Así, no es raro que muchos acabemos con los ojos rojos o irritados, o con una molesta sensación de sequedad. Esto ocurre porque cuando miramos una pantalla tendemos a parpadear menos de lo necesario, con lo que los ojos no reciben la dosis de hidratación necesaria. También influye la posición del monitor, o que haya calefacción o aire acondicionado en tu lugar de trabajo.
La fatiga visual
La reconocerás enseguida: no es sólo que los ojos estén rojos o te piquen, sino que además los notas cansados, es como si literalmente te dolieran, como cuando te duelen los músculos después de una buena sesión de entrenamiento en el gimnasio. Porque al fin y al cabo, los ojos también están controlados por músculos, y éstos se resienten si abusamos de ellos.
Y sí, pasar demasiadas horas delante de una pantalla es abusar de la musculatura ocular. Los ojos están relajados si miramos a lo lejos, pero al intentar constantemente enfocar cosas de cerca le estamos exigiendo más esfuerzo. Y después de varias horas, la fatiga ocular hace su aparición.
Sedentarismo
el estilo de vida sedentario que llevamos muchos de nosotros, también es cierto que se lleva cierta parte de la culpa. Y no es sólo el tiempo que pasas con él en el trabajo, sino que luego, cuando llegamos a casa, muchos seguimos con más de lo mismo.
Estos hábitos sedentarios pueden tener consecuencias nefastas para la salud: obesidad (con todo lo que eso implica), problemas de circulación y eventualmente cosas tan serias como problemas cardíacos o diabetes. Por eso es algo que debe tenerse muy presente.
Malas posturas
Una mala postura puede dar lugar a todo tipo de dolencias musculares: dolores de espalda, de cuello y de hombros, o sensación de entumecimiento en piernas y brazos son las más comunes, y pueden acabar afectando a tu rendimiento. En general, la causa se encuentra en el mobiliario que usamos, que no es el más adecuado, o en nosotros mismos, que no adoptamos la postura correcta.
Si lo hacemos en una postura forzada sin darnos cuenta, podemos a la larga causar lesiones en tendones, nervios, músculos y otros tejidos blandos del cuerpo, y derivar en dolencias como el síndrome del túnel carpiano.
Y el problema no es sólo el hecho de repetir movimientos, sino de hacerlo además en un entorno no ergonómico, donde el mobiliario no está adaptado correctamente o nosotros mismos no sabemos cuál es la mejor postura.
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